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jueves, 11 de marzo de 2010

14. A LA MUERTE


Ya oigo el viento 
de la Muerte arrebatante.
Lenta,
amarga mi agonía
que, poco a poco,
día a día,
siento reflejada
en el semblante.

Larga.
Larga fué mi vida.
Triste.
Triste mi existencia.
Ahora,
en aras de la muerte,
ya no siento
su dolencia.

¡Qué infame fué mi vida!
Cruel experiencia
que ahora veo consumida
sin llegar a consumarse
mis anhelos.

Vientos mortales,
¿ya llegasteis?
¡Oh, Muerte impía!
No quiero morir;
en cambio, muero.

Un momento más.
-yo, suplicante-.

De la Muerte,
reflejado su semblante
en el mío vi,
comprendí al instante:
¡Ya estaba muerto!


Enero de 1983.

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